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«Avatar» por Manuel Pérezcarro Martín

No piensen ustedes, viendo el título de este editorial, que voy a hablarles sobre la famosa película de James Cameron, ni sobre la encarnación terrestre del dios Visnú, sino sobre el cambio que se ha producido en el Gobierno de España y las vicisitudes a las que nos estamos enfrentando y nos esperan en un futuro próximo a los transportistas.

De momento nos hemos despertado con dos noticias, una buena y otra mala.

La buena es el anuncio del nuevo ministro de Fomento, José Luis Ávalos, de la supresión del peaje en aquellas autopistas en las que vaya venciendo el plazo concesional, como es el caso de diferentes tramos de las AP-7, AP-1 y AP-4, que lo hará entre 2018 y 2019.

La mala, es el reciente anuncio de la equiparación del Impuesto sobre Hidrocarburos del gasoil al de la gasolina, con una subida de 9,55 céntimos de euro por litro.

Sobre el primer anuncio, ha habido dos posturas; SEOPAN, la patronal de constructoras y concesionarias, aunque no se ha posicionado claramente, ya ha dicho lo que le va a costar al erario público y, por tanto, a todos los ciudadanos, dando a entrever que resulta más barato la gestión privada, que es a lo que se dedican sus asociados, y es mejor que paguen el mantenimiento de las autopistas los que las usan. Los transportistas, sin embargo, estamos encantados con el anuncio.

Por el contrario, en relación con subida del gasóleo el transporte ha sido contundente en cuanto a su oposición así como la mayoría de la opinión pública ya que el parque de vehículos de gasóleo en España asciende a 18 millones, lo que supone un varapalo importante para las economías domésticas que puede verse reflejado en las elecciones dentro de dos años.

Tras las diversas reacciones advertidas, y los efectos que producirían tales decisiones, el Gobierno, parece que no tiene tan claro ninguno de los dos anuncios, empezando a parecerse su política al baile de la yenca de los hermanos Johnny y Charley Kurt o a la canción María de Ricky Martin.

Da la impresión de que a este gobierno, que ha llegado al poder de manera inesperada, le urge manifestar aquellas políticas más de carácter ideológico que prácticas, pensando en que en solo dos años pocas cosas podrá hacer contando con 82 diputados. Me da la impresión de que tendremos más una política de gestos que una política de hechos, al menos eso es lo que estamos viendo hasta ahora.

Por eso, cualquier anuncio que haga el actual Gobierno, tendremos que tomarlo con cierta calma, porque una cosa es predicar y otra dar trigo.

 

Manuel Pérezcarro Martín
Secretario General

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