El sector del transporte de viajeros por carretera está siendo, sin duda alguna, uno de los sectores más desfavorecidos como consecuencia de la pandemia que padecemos, si bien, no está afectando a todas las empresas de la misma manera.
Los servicios regulares, se han visto obligados a seguir realizando la actividad a pesar de haber visto mermado sensiblemente el número de viajeros transportados, en unos casos debido a las restricciones generales de movilidad y en otros, por las específicas que afectan a la ocupación de los vehículos.
En estos casos, las empresas concesionarias de la explotación de estos servicios, están recibiendo ayudas de la administración, aunque en absoluto en la cuantía suficiente, para compensar la realización de servicios obligatorios que, por las razones aludidas anteriormente, han visto mermados sensiblemente el número de viajeros transportados y, en consecuencia, sus ingresos.
También, aunque igualmente de manera insuficiente, las empresas prestatarias de servicios de transporte escolar para la Administración, han visto compensada su inactividad durante el confinamiento sufrido el pasado año y el cierre de los centros escolares y, posteriormente, por las restricciones en la ocupación de los vehículos.
Pero la actividad que más está sufriendo las consecuencias de la pandemia, es el sector discrecional. El cierre y la reducción de la actividad hostelera o la prohibición de asistencia a espectáculos públicos como el fútbol o el baloncesto, ha hecho que esta actividad sea inexistente. No existen desplazamientos para el IMSERSO, ni excursiones turísticas, ni congresos, ni ferias, ni festejos de cualquier tipo que acarrean desplazamientos colectivos en autocar.
Muchas empresas vivían exclusivamente de la prestación de estos servicios y llevan más de un año cerradas y será difícil, en muchos casos, que puedan volver a abrir.
Pero la mayoría del sector ya sean empresas concesionarias de servicios regulares o empresas cuya actividad principal es, por ejemplo, el transporte escolar, tienen como actividad complementaria para lograr la rentabilidad mínima de la empresa el servicio discrecional y para este tipo de servicios no existe ni se contempla ayuda alguna, más allá de los ERTES, que en muchos casos no pueden solicitarse precisamente por ser una actividad complementaria.
Ya ha pasado más de un año y el Gobierno no da respuesta alguna a las insistentes peticiones de ayuda.
Además, en esta precaria situación, y me refiero en este caso a la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, no es comprensible que se quiera poner en marcha un nuevo sistema concesional en el que se parte de cero para el diseño de un nuevo mapa de movilidad cotidiana, como así lo denomina, en el que se reduce de veintisiete a diez el número de concesiones, y se pretende que los licitadores realicen enormes inversiones en renovación del parque de vehículos con la incorporación de motores de bajas emisiones, EURO 6, o energías alternativas, además que se adapten para ser accesibles en su totalidad para permitir que las personas con discapacidad se muevan sin ningún tipo de barrera, dándose la paradoja que, en la mayoría de las paradas, los actuales vehículos que cumplen esas características no pueden hacer uso de ellas porque lo que no es accesible es la infraestructura.
La reducción del número de concesiones provocará la desaparición de la mayoría de las pequeñas empresas que actualmente atienden estos servicios, a las que les será imposible cumplir las nuevas condiciones y hacer frente a inversiones millonarias. Por ello desde FROET, también hemos reclamado un plan de ayudas a la concentración de empresas que permita afrontar uno de los problemas estructurales que padece el sector como es la atomización.
Desde luego, sin las ayudas necesarias, este sector está condenado a la ruina.
—– Artículo publicado en la Revista FROET En Ruta nº 264 | ABRIL 2021 —–